Sabiendo que estás, en cada uno,
en sombras, en penumbras,
escondida, la luz, tras los velos,
de la compasión, la bondad, la paz...
deseoso, que descubra el cáliz
en el cofre sagrado, del alma.
En el horizonte, encuentras ese punto
que devuelven, tus sentidos
y emergen... sentimientos puros
que enceguecen, con luz, la mirada.
Cerrando los ojos, y hacia adentro,
enciendes, la llama apagada,
y brillante irradias, en tu cuerpo
esas ganas, de poder amarte... y así amar.
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