Abrazo de luz
Lado al cuadrado, ceñía la mente
sin dejar espacio, hacia el más allá.
Los mandatos... cernían concientes,
lo subordinado, de almas pacientes.
Solo algunos, libraban su suerte
a caminos vagos de curvas ciñientes
que animados, prendían el cirio
y sus ojos clavaban, en el infinito.
Allí naufragaban quizás, tal vez, ideales,
ávidas utopías, creadas sin fin
con la magia plena, del dominio
sobre lo más importante, su existir.
Paz y Amor
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