Si queremos percibir, hay que sumergirse,
en las profundidades de nuestra mente,
allí donde podemos encontrar,
los tiburones del pasado, o sólo el presente.
La posibilidad nos empuja a la búsqueda,
aquietando las aguas, las más profundas
escuchamos el encanto de las sirenas
que entonan un himno a la paz.
Descifrando la melodía,
llegamos a entender, como hallarnos.
El ahora, aquí resuena una y otra vez,
presente ante mi ser superior.
Conciente con los latidos del corazón,
alientan la llama viva, de mi existencia
y los acordes que equilibran
la calma, el sosiego, mi dominio llegan...
Paz y amor
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