que de vez en cuando, afortunadas...
resaltan el reflejo de tu falta,
menos por más, el cálculo,
que aunque recitaba una y otra vez,
en remembranza de memorias pasadas.
que asomaban, regañando
por la lección, aún no aprendida.
Hasta que en la frente dejo huellas,
de un ceño fruncido, que mostraba
cuantas veces, la sedienta amargura,
saciada con bronca y algo más...
Aprobado, mencionaba, el enojo
como desequilibrado hábito,
Agotada la paciencia, titilaba al vacío
una y otra vez...y una.
Paz y amor en nuestros corazones
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